Soneto XXXI
Con laureles del Sur y orégano de Lota
te corono, pequeña monarca de mis huesos,
y no puede faltarte esa corona
que elabora la tierra con bálsamo y follaje.
Eres, como el que te ama, de las provincias verdes:
de allá trajimos barro que nos corre en la sangre,
en la ciudad andamos, como tantos, perdidos,
temerosos de que cierren el mercado.
Bienamada, tu sombra tiene olor a ciruela,
tus ojos escondieron en el Sur sus raíces,
tu corazón es una paloma de alcancía,
tu cuerpo es liso como las piedras en el agua,
tus besos son racimos con rocío,
y yo a tu lado vivo con la tierra.
Soneto XXXII
La casa en la mañana con la verdad revuelta
de sábanas y plumas, el origen del día
sin dirección, errante como una pobre barca,
entre los horizontes del orden y del sueño.
Las cosas quieren arrastrar vestigios,
adherencias sin rumbo, herencias frías,
los papeles esconden vocales arrugadas
y en la botella el vino quiere seguir su ayer.
Ordenadora, pasas vibrando como abeja
tocando las regiones perdidas por la sombra,
conquistando la luz con tu blanca energía.
Y se construye entonces la claridad de nuevo:
obedecen las cosas al viento de la vida
y el orden establece su pan y su paloma.
Pablo Neruda
(✩ 12/07/1904 — † 23/09/1973)
Autores Clássicos no Luso-Poemas
XXXI
COM LOUREIROS do Sul e orégão de Lota
cinjo-te a coroa, pequena monarca de meus ossos,
e não pode faltar-te essa coroa
que elabora a terra com bálsamo e folhagem.
És, como o que te ama, das províncias verdes:
de lá trouxermos barro que nos corre no sangue,
na cidade andamos, como tantos, perdidos,
temerosos de que fechem o mercado.
Bem-amada, tua sombra tem olor de ameixa,
teus olhos esconderam no Sul suas raízes,
teu coração é uma pomba de alcanzia,
teu corpo é liso como as pedras na água,
teus beijos são cachos com orvalho,
e eu a teu lado vivo com a terra.
............................................
XXXII
A CASA na manhã com a verdade revolta
de lençóis e plumas, a origem do dia
sem direção, errante como uma pobre barca,
entre os horizontes da ordem e do sonho.
As coisas querem arrastar vestígios,
aderências sem rumo, herança frias,
os papéis escondem vogais enrugadas
e na garrafa o vinho quer continuar seu ontem.
Ordenadora, passas vibrando como abelha
tocando as regiões perdidas pela sombra,
conquistando a luz com tua branca energia.
E se constrói então de novo a claridade:
obedecem as coisas ao vento da vida
e a ordem estabece seu pão e sua pomba.