EN EL DESIERTO DEL CORAZÓN
Maria José Limeira
(Traducción: E. Antonio Torres Glez)
Las calles pasan
presurosas
por las ventanas
cerradas.
Llenas de piernas,
pies,
brazos,
manos agitando,
gestos.
El mundo
es inmenso
vientre abaulado,
en gestación.
Y cuando los humanos
se distancian
estrangulados en el tiempo,
son los árboles
que embalan
mis pensamientos,
desde la tierna caña
hasta el enorme baobá.
También estos labran
sus sentimientos
altaneros
y orgullosos.
Luego,
como escena dramática
de película vieja
en reconstitución,
en oscuro laboratorio,
sumergidos en la materia
química
que les da vida,
todos mueren.
Queda entonces el desamparo.
Prisionero en el desierto
- ahora tibio,
ahora caliente,
quizás frío,
ó
para siempre helado -
que se llama corazón.